Las mujeres pueden observar las diferentes
facetas de su naturaleza femenina y conectar con los potenciales de
cada etapa del ciclo para desarrollarlos en toda su plenitud. Durante la ovulación estamos más activas,
extrovertidas y receptivas; es la etapa con el potencial más creativo del
ciclo, mientras que antes de menstruar podemos sentir más conexión con nuestra
intuición. La menstruación es un momento de renovación; estamos más reflexivas
e introvertidas (al ser una etapa de limpieza acorde a la fase lunar podemos ir
variando). El estado emocional y las creencias conscientes e inconscientes de
las mujeres influyen en la parte de su ciclo que corresponde a la menstruación,
por eso hablar de salud menstrual a través de la nutrición incluye tanto los alimentos
adecuados para vivir esta etapa plenas, conectadas y sin molestias, como ser
conscientes de la influencia de los propios pensamientos y creencias ya que la
manera en que comemos, pensamos y actuamos durante todo el mes influye
directamente en cómo son nuestras menstruaciones.
Hoy en día, el horario
laboral, y el cansancio son factores que limitan el tiempo que se dedica a elegir
los alimentos, a cocinarlos y también
condicionan la energía con la que se cocina, dando lugar a una tendencia
creciente a consumir comida rápida, alimentos procesados, refinados
y quimicalizados, con interrupciones, de manera rápida… que ha puesto
en riesgo nuestra salud: problemas y dolores misteriosos estructurales e
internos, problemas digestivos, cansancio crónico, depresión, fibromialgia y un
largo etc, en el que el síndrome premenstrual y los desarreglos
menstruales son un síntoma añadido o el grito ignorado
de enfermedades por desarrollar.
Una buena salud física
y mental individual ayuda a construir la vida que queremos, cuidar de nuestra
alimentación y cocinar para una misma y para las personas que amamos es un acto
que nos otorga poder personal.
Alimentación y
factores hormonales que influyen en desajustes fisiológicos, orgánicos y
emocionales durante el periodo:
A. lácteos blandos, consumo de cafeína en forma de
bebidas gaseosas, café o chocolate, consumo de azúcar refinado, fructosa, miel,
helados, exceso de grasa, frutas tropicales (dulces), zumos industriales.
B. exceso de sal refinada, condimentos o alimentos
salados tipo snacks, consumo de carne y embutidos, pescados en lata
o ahumados, quesos curados, productos horneados secos (galletas…)
C. bajos niveles de vitaminas del grupo B, C, E y
selenio, insuficiencia de calcio, magnesio o hierro.
D. poco consumo de cereales integrales y verduras
frescas.
E. desequilibrio hormonal (exceso o insuficiencia de
estrógenos y sobreabundancia o deficiencia de progesterona). Necesidad de
reequilibrar el funcionamiento del sistema endocrino.
Si antes sentis o padeces: Agresividad,
ira, irritabilidad, tensión, enfado, ganas de explotar, ansias de comer dulces
y chocolate, dolor de cabeza en la parte posterior del cráneo, insomnio… reduce
considerablemente o evita los alimentos del grupo B y métodos de cocción como
los fritos, horneados, asados, plancha o ahumados.
O si sentis o padeces de: Ansias de comer sal, cansancio, falta de
vitalidad, confusión, depresión, tristeza, dificultades de coordinación,
calambres en las piernas, dolor de cabeza en la parte frontal del cráneo, frío
interno…reduce considerablemente o evita los alimentos del grupo A, el exceso
de fruta cruda dulce y las bebidas frías.
La duración
equilibrada del ciclo se estima en 27-29 días y los días de sangrado entre tres
y cinco.
Ciclo corto, menstruación larga y sangrado
abundante (menos
de 27 días): la condición de la mujer está más activa, contraída o tensa, bien
debido a situaciones de sobre-exigencia, estrés y sobrecarga o bien debido a la
ingesta de un exceso de alimentos contractivos como los del grupo B.
Ciclo largo y menstruación corta con sangrado
intermitente y poco abundante: Si dura más de 29 días, denota una condición más
expandida, dispersa o laxa debida a la falta de ejercicio tonificante debida al
consumo de alimentos como los del grupo A.
Alimentación
A nivel
general, la alimentación de la mujer ha de ser ligera y nutritiva, incluir
siempre sabores dulces naturales como el de las verduras de raíz, cebollas,
calabaza, etc. cocinadas resaltando este sabor, algún postre elaborado
con fruta cocinada o cereal integral, poca proteína animal y mucha frescura
proveniente de verduras de hoja verde.
Diariamente,
potencia el consumo de alimentos ecológicos como: A)- una gran
variedad de cereales integrales: un buen plato para
revitalizar a la mujer es la combinación de arroz integral y castañas. Si hay
exceso de tensión, la avena con verduras ayuda a relajar. El mijo es un cereal
muy energético y diurético…
B)- legumbres
y algas: legumbres (principalmente lentejas y azukis). Las algas
contienen numerosos minerales esenciales (hierro, calcio, fósforo...). El alga
arame es considerada el “alga de la mujer”. Un buen plato es la kimpira de
zanahoria y bardana con alga arame.
C)- verduras: Los
estofados de raíces (zanahoria, jengibre, por ejemplo, ayudan a nutrir y
calentar los órganos del bajo vientre, a enraizar). Las ensaladas de verduras
de hoja verde al vapor relajan, refrescan y aportan calcio y magnesio al
organismo.
D)- sopas: Una
buena sopa para depurar excesos de grasa en el aparato reproductor femenino es
la sopa de miso con alga wakame, setas shiitake y nabo. Si estás tensa y
necesitas relajar, la crema de calabaza con cebolla hará esta función.
Las mujeres tenemos que contarnos muchas cosas. De mujer a
mujer, de mujer a niña, de madre a hija, de vientre a vientre.
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